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En lo que respecta a las posibilidades de filtración por membrana, la filtración por membrana se suele clasificar en cuatro tipos ampliamente reconocidos, en función del tamaño de las partículas que están diseñadas para separar del líquido de alimentación. Estos tipos, ordenados por tamaño de poro creciente, son la ósmosis inversa, la nanofiltración, la ultrafiltración y la microfiltración.
Ósmosis inversa (OI):
La ósmosis inversa es un proceso de filtración que utiliza una membrana semipermeable para eliminar iones, moléculas y partículas de mayor tamaño del agua u otros líquidos. Es muy eficaz en la separación de sales disueltas, contaminantes e impurezas, produciendo agua altamente purificada.
Nanofiltración (NF):
La nanofiltración es una técnica de filtración que elimina sustancias disueltas, como iones divalentes y monovalentes de mayor tamaño o moléculas orgánicas, al tiempo que permite el paso de solutos más pequeños, como el sodio y el cloruro. Suele utilizarse para ablandar el agua, desalinizar parcialmente y eliminar materia orgánica.
Ultrafiltración (UF):
La ultrafiltración emplea membranas con poros ligeramente más grandes para separar macromoléculas, proteínas, aceites y sólidos en suspensión de los líquidos. Se suele utilizar en aplicaciones como el tratamiento de aguas residuales, la recuperación de proteínas y la industria alimentaria y de bebidas.
Microfiltración (MF):
La microfiltración es un proceso que elimina partículas más grandes, como bacterias, sólidos en suspensión y algunos virus, utilizando membranas con poros relativamente grandes. Se utiliza con frecuencia en la esterilización, la producción de bebidas y la separación de partículas finas.
Los métodos de filtración utilizados dependen del tipo de membrana. Existen dos tipos diferentes. Uno es el principio del punto muerto (membrana de placas) y el otro es el principio de filtración de flujo cruzado (membrana tubular).
En la filtración de flujo cruzado, el líquido fluye paralelo a la membrana, permitiendo que una parte (el permeado) la atraviese. Esto evita la acumulación de partículas, reduce el ensuciamiento y mantiene un rendimiento constante, ya que las partículas retenidas se arrastran con el retentado. El proceso prolonga la vida útil de la membrana, requiere menos mantenimiento y ofrece una filtración fiable, ideal para aplicaciones industriales con alto contenido en sólidos o exigencias estrictas:
La filtración sin salida es un método en el que el líquido fluye perpendicularmente a través de la membrana, quedando todas las partículas e impurezas retenidas en la superficie de la membrana. Con el tiempo, esto conduce a la formación de una torta de filtración. El proceso es sencillo, rentable y eficaz para aplicaciones con bajas concentraciones de partículas.
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El carburo de silicio (SiC) es uno de los materiales más duros del mundo. Nuestra tecnología de membranas cerámicas de SiC proporciona una durabilidad extrema combinada con robustez mecánica. El material también es sinónimo del flujo más elevado, una alta permeabilidad, así como un alto nivel de hidrofilicidad (material amante del agua). Además, es resistente a la corrosión.
Además de nuestras membranas cerámicas de SiC, BOLL también ofrece membranas de óxido de aluminio (Al2O3) como solución versátil para diversas necesidades de filtración. Mientras que las membranas de óxido de aluminio proporcionan un rendimiento fiable, las membranas de SiC de BOLL dominan en algunas categorías, lo que las convierte en la opción superior para aplicaciones exigentes.